lunes, 9 de junio de 2014

Embarazo y nutrición en Fibrosis Quística

Gracias al aumento de la esperanza y la calidad de vida de las personas con FQ, cada vez más mujeres en edad fértil con esta enfermedad se plantean la opción de ser madres.

Aunque quedar embarazada y llevar el embarazo a buen término es posible para mujeres con FQ, hay que tener en cuenta que la gestación en estas mujeres es considerada como embarazo de alto riesgo. Sin embargo, no es nuestro objetivo aquí juzgar los pros y contras de un embarazo sino, informar de cuál es la mejor manera de hacer frente a la gestación tanto por el bien de la madre, como por el del bebé.

El embarazo es, para cualquier mujer, un estado que requiere un extra de energía y nutrientes. Por ello, es necesario encontrarse en un  estado nutricional óptimo desde antes de la concepción. En el caso de mujeres con FQ es de suma importancia planificar correctamente el embarazo con tiempo, hablarlo con su médico y su dietista para que ellos den las pautas con el fin de alcanzar ese estado nutricional idóneo.


Antes del embarazo

De manera general, se recomienden las siguientes pautas:
  • Aumentar las calorías de la dieta. Si esto no es posible aumentando la densidad calórica de la comida, puede ser necesaria la toma de suplementos orales.
  • Ajustar la cantidad de enzimas pancreáticos que toma para adecuarla a la nueva alimentación
  • Ajustar la suplementación vitamínica. Para prevenir los defectos del tubo neural (espina bífida) se recomienda suplementar con 400 mcg de ácido fólico al día antes de concebir y durante el primer trimestre del embarazo. Si se están tomando suplementos de vitaminas liposolubles, es decir la A, D, E y K es posible que sea necesario ajustar las cantidades ahora. Muchas mujeres saben que no es recomendable suplementar con vitamina A durante el embarazo, pero esta recomendación sólo es válida para la población general. La embarazada con FQ debe seguir tomando su suplementación de vitamina A aunque quizá deban bajarle un poco la cantidad.
  • En el caso de una diabetes, tanto asociada a FQ como gestacional, la dieta de alta densidad calórica sigue siendo la recomendada. Si se consumen alimentos ricos en azúcares simples, como los dulces, la fruta o la leche, es recomendable ingerirlos dentro de las comidas junto con otros hidratos de carbono de absorción más lenta (como el pan, la pasta o el arroz integral o la patata).



Durante la gestación

Una vez que la mujer haya quedado embarazada, es importante mantener el control de la dieta. Para mujeres con FQ se recomienda incrementar al menos 11 kg durante toda la gestación, por lo que se deben aumentar los aportes energéticos y proteicos de la mujer. También es posible necesitar
suplementar en hierro, calcio o vitamina D.
Es igualmente recomendable asegurar un aporte suficiente de ácidos grasos esenciales para el correcto desarrollo del feto y de su sistema nervioso central, para ello, además de aumentar el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, también puede ser necesario la toma de suplementos.


Después del embarazo

Las madres con FQ pueden dar el pecho a sus bebés. Sin embargo, la lactancia materna supone un gasto energético todavía mayor para la madre y mayores requerimientos de proteínas y calcio. Todo ello sumado a los cuidados que requiere un recién nacido, contribuye a generar un cansancio extra difícil de gestionar. Por ello, debemos respetar la decisión de la madre de no amamantar a su hijo y no presionarla si decide alimentarle con fórmula.

Desarrollaremos la información sobre la lactancia en FQ en un post en el futuro para explicar en detalle sus particularidades.

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