- El alcohol puede interferir con los medicamentos que tomas, incluso consumido en pequeñas cantidades, como por ejemplo disminuyendo el efecto de antibióticos, o produciendo hepatotoxicidad.
- El consumo de alcohol de manera regular afecta a la función hepática, es decir, dañando el hígado, que es un órgano muy vulnerable en personas con FQ.
- También actúa como un depresor del sistema respiratorio. La capacidad de toser se ve comprometida, dificultando la respiración y favoreciendo el acúmulo de moco en los pulmones.
- Su ingesta puede afectar al control de la glucosa en personas con diabetes relacionada con FQ.
- El alcohol contribuye a la deshidratación. Las personas con FQ tienen, de por sí, una mayor tendencia a la deshidratación ya que tienen mayores pérdidas de sal a través del sudor. Además, ésta puede ocurrir rápidamente y sin haber pasado sensación de sed.
- Afecta a los ritmos de sueño, pudiendo provocar cansancio y agravar tu estado salud.
Si quieres consumir alcohol de manera ocasional, te recomendamos que lo consultes con tu médico de manera que pueda darte las pautas a seguir para evitar la interacción con medicamentos y disminuir los demás efectos adversos que puede ocasionar.
Aquí te damos algunos consejos que siempre deberás seguir cuando lo consumas, sobretodo en caso de diabetes:
- Siempre que consumas alcohol debes hacerlo después de haber comido y haber tomado tus enzimas.
- Ten a mano algún alimento rico en azúcar, como un zumo, un refresco, caramelos o pastillas de glucosa para tomarlo en caso de hipoglucemia.
- Controla tu glucosa antes y después de la ingesta de alcohol para poder prevenir hipoglucemias y saber cómo suele responder tu cuerpo ante el consumo de alcohol.
- Bebe agua antes y después de tomar alcohol para evitar la deshidratación y evita la cafeína, puesto que es un diurético.
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